El estado de alarma que estamos viviendo durante estos momentos en nuestro país como consecuencia de la epidemia del COVID-19 está afectando significativamente a la vida de niños/as y sus familias que atendemos en Atención Temprana. Han cambiado los tiempos de convivencia en familia, las rutinas y los roles que juegan los diferentes participantes en la vida familiar. La incertidumbre respecto a la enfermedad, el contagio, el futuro… generan miedo y ansiedad, no solo en los adultos sino también en los niños, aumentando en gran medida su vulnerabilidad.
En este escenario se hace más necesaria que nunca la Atención Temprana
Durante las últimas semanas hemos observado con satisfacción la respuesta generalizada por parte de los servicios de Atención Temprana de nuestro país, adaptándose a la nueva realidad y buscando alternativas para dar respuesta a las necesidades de los niños y las familias.
Los diferentes servicios han reorganizado sus estrategias para mantener el contacto con las familias, ofreciéndoles de ese modo seguridad y compañía en estos momentos tan adversos y han asegurado sus servicios a pesar de la situación de inestabilidad laboral a la que muchos de ellos se enfrentan.
Desde la Federación Española de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana GAT, queremos poner en valor la respuesta ofrecida por nuestros profesionales:
- Aprovechando vías telemáticas para mantener la coordinación y el trabajo en equipo, y de ese modo asegurar el análisis de la situación de cada niño y cada familia y la búsqueda de respuestas adaptadas a las necesidades diversas que van surgiendo.
- Compartiendo materiales en múltiples plataformas para aprovechar la creatividad y el buen hacer de los profesionales y poder así llegar a más hogares.
- Estableciendo contactos con las familias por diferentes vías que están permitiendo conocer mejor la realidad cotidiana que están viviendo, escuchar sus necesidades en este momento, ofrecer recursos adaptados a las necesidades de los niños y sus familias y acompañarles en esta situación excepcional.
- Revisando y adaptando los objetivos de los programas de intervención para ajustarlos al nuevo escenario cotidiano.
- Proporcionando recursos sencillos que puedan resultar útiles, pero tratando de evitar un aumento del estrés con tareas o exigencias sobrevenidas. Bajo el marco del respeto a los ritmos, capacidades y situaciones enormemente heterogéneas que vive cada familia.
- Orientando la construcción de rutinas variadas que aporten riqueza de estímulos y a la vez seguridad para transitar las horas vividas en un espacio cerrado para que las familias y los niños puedan proponer juegos variados, pero también necesarios tiempos de descanso.
- Ayudando a las familias a descubrir la riqueza que el juego espontáneo y las rutinas cotidianas aportan al desarrollo de sus hijos.
- Asegurando la conexión emocional mediante la presencia, aunque sea virtual, de los profesionales de Atención Temprana para ofrecer la seguridad de que, en el espacio exterior al hogar, siguen existiendo personas en las que se puede confiar y con las que mantener un vínculo afectivo.
- Reconociendo el esfuerzo de las familias en estos momentos críticos y apoyando su papel como agentes esenciales de la Atención Temprana.
Si bien esta respuesta no sustituye de ninguna manera el contacto directo tan necesario entre los profesionales de Atención Temprana y niños/as y familias, al menos ayuda a atenuar los efectos del confinamiento y ofrece continuidad a las intervenciones.
Este momento de excepcionalidad supone para todos una oportunidad para aprender y avanzar. Las experiencias vividas por las familias y los profesionales en estos largos días de confinamiento constituirán, sin ninguna duda, un avance significativo en la construcción de la Atención Temprana, poniendo de manifiesto el extraordinario valor que tiene para los niños con trastornos del desarrollo o en situación de riesgo y sus familias.