Tras la Declaración emitida el pasado 23 de marzo por el GAT en relación al Real Decreto 463/2020 de 14 de marzo, por el que se declaraba el estado de alarma, y sus posteriores prórrogas para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, hemos visto cómo ha cambiado de forma radical la vida cotidiana de todos.
En concreto, los profesionales de Atención Temprana nos hemos adaptado a esta nueva situación para no interrumpir el trabajo que se estaba desarrollando en nuestros centros con los niños y sus familias por medio de nuevos modos de intervención.
Por iniciativa propia hemos puesto al servicio de las familias y niños, diferentes herramientas y medios alternativos a las sesiones presenciales, con el objetivo de ofrecer un servicio de atención permanente y personalizada.
Durante este tiempo, hemos comprobado, una vez más, la confusión existente respecto al papel y funciones de los servicios de Atención Temprana y los profesionales que forman parte del mismo, constatando, además, diferencias sustanciales entre las distintas Comunidades Autónomas y administraciones competentes.
Desde el GAT hemos conocido como en la mayoría de CCAA, se han puesto en marcha diferentes acciones relativas a la organización y mantenimiento del servicio. En alguna se van iniciando medidas para responder a la situación a la que nos ha llevado esta pandemia. Sin embargo, nos preocupa que en otras comunidades como Murcia, País Vasco y Aragón (en esta última se mantienen reuniones para solucionar la situación y reactivar el PAT), las familias, niños y profesionales han quedado en una situación de mayor vulnerabilidad (mayor número de ERTEs, ausencia de modalidades de intervención reconocidas por la Administración, no garantía de pagos,…), creando la sensación de desamparo, abandono y descoordinación por parte de las administraciones.
Por estos motivos, la Federación Española de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana – GAT remarca la necesidad de que las Administraciones competentes garanticen la continuidad de la intervención con las familias y niños, ofreciendo estabilidad y condiciones dignas para los profesionales. No hay que olvidar que la interrupción de los tratamientos y/o las desigualdades en los mismos crean desconcierto en las familias, agravamiento de la situación de los niños e inseguridad entre profesionales.
Ahora, más que nunca, es necesaria la coordinación interinstitucional y el establecimiento de medidas excepcionales que doten a la Atención Temprana de un marco legislativo que priorice la calidad del servicio. Ahora, más que nunca, es el momento de proteger a nuestros niños, familias y profesionales.
#ahoramastemprana